sábado, 25 de febrero de 2012

MEJOR MONTAJE Y DIRECCIÓN ARTISTICA...(VIII...)


MEJOR MONTAJE Y DIRECCIÓN ARTISTICA


Mejor Montaje


Cinco trabajos a cada cual más diferente del anterior son los cinco interesantísimos nominados de este año en la categoría de mejor montaje, una de las categorías clave de los Oscar que suele determinar, por casualidad, por azar o por alguna otra meditada cuestión, cual será la película protagonista de la noche. Entre las nominadas, 4 cintas también presentes en la categoría de mejor película y una que se ha quedado fuera, ¿surgirá el desconcierto?.


THE ARTIST
Anne-Sophie Bion y Michel Hazanavicius.


El trabajo de los franceses Anne-Sophie Bien y Michel Hazanavicius en el montaje de The Artist es sin duda alguna una de las características clave que ayudan a descifrar la insospechadamente compleja maquinaria de esta película. En este homenaje al cine clásico, el montaje es una propuesta netamente contemporánea, que toma elementos, formas y estilos que eran aún impensables en las épocas a las que homenajea y que ya están presentes en el cine más reciente. Esta conjunción de extremos es uno de los grandes alicientes que dotan a The Artist de un nivel de genialidad mucho mayor que el de la imitación pura y llana, de la que pretende alejarse en todo momento, y que le hacen conectar con el público de una manera fácil, rápida, ágil y que consigue que el espectador salga con la sensación de haber visto una película perfectamente comparable a cualquier otra cinta de este año.


MONEYBALL,ROMPIENDO LAS REGLAS
Christopher Tellefsen.


Este es el año en que el equipo de La red social se reparte en los premios. Si Fincher y sus montadores lo hacen en Millenium, tenemos a Sorkin, guionista de aquella, en esta sorprendente historia deportiva de superación en el backstage del deporte nacional americano. Los fugaces, certeros y acelerados diálogos característicos de la escritoria de Sorkin (al que acompaña Steve Zaillian, parecido en estilo) marcan el tempo de la película con un ritmo que hace que los 133 minutos de metraje se hagan mucho más llevaderos de lo que cabría esperar para una película sobre estadísticas de béisbol. Quizá el montaje no sea lo más reseñable de esta Moneyball, pero está meridianamente claro que sacar una historia y dotarla de un ritmo soportable cuando la materia prima es algo tan árido, austero y poco cinematográfico como las estadísticas deportivas en el mundo del béisbol es un trabajo realmente encomiable.

LOS DESCENDIENTES
Kevin Tent.




El cálido y templado montaje para el drama de Alexander Payne resulta verdaderamente acertado y complementaria a este pequeño gran drama familiar. Una historia a ratos contemplativa, a ratos sesuda, a ratos cómica y en definitiva más intimista que el resto de sus competidoras, por lo que suele caer en el olvido frente a otras películas que utilizan más el artificio que la eficiencia, pero sin duda, el trabajo de Kevin Tent está no solo a la altura, sino que en ocasiones supera a cualquiera de sus competidoras al conseguir pasar de la risa a la emoción en cuestión de segundos así como de poseer la capacidad de atrapar al espectador y hacerlo pasar por diferentes géneros y estados anímicos durante la película e incluso tras su visionado. El conjunto, funcional y discreto, pasa desapercibido para el espectador medio que, en contra de lo que podría esperarse, es el mejor y mayor halago que puede hacerse sobre el montaje de una película.

MILLENNIUM (2011)
Kirk Baxter y Angus Wall.


La frenética, fría y siniestra propuesta de Fincher de este año cuenta con un milimétrico y apurado montaje a cargo de Kirk Baxter y Angus Wall, los ganadores del Oscar del año pasado por La red social, también dirigida por David Fincher. El remake de la adaptación sueca del primer libro de la saga de bestsellers de Stieg Larsson se presentaba en su promoción previa como un thriller oscurísimo, con dosis de estética hardcore y que daría mucho más contenido a la parte estética e icónica que el original sueco. Finalmente la propuesta inicial se ha quedado en mucho menos, pero para nada peor, sino igualmente funcional, preciso y de una corrección y exactitud de tiempos encomiable, donde no hay lugar para rodeos, recreos ni parsimonias artísticas pues todos los elementos están al servicio de la hipnótica historia de Mikael Blomqvist y Lisbeth Salander, los dos protagonistas. Sin estar nominada al premio gordo de estos Oscar, y con más posibilidades de hacerse con ésta estatuilla de montaje que otras nominadas, Millenium puede ser, siendo muy optimistas, la primera gran sorpresa y desconcierto de esta gala.


LA INVENCIÓN DE HUGO
Thelma Schoonmaker.


La mítica Thelma Schoonmaker realiza la enésima colaboración con Martin Scorsese en esta aventura infantil con marcados tintes cinéfilos. La magistral dirección de Scoresese unida al certero pulso narrativo de Schoonmaker convierten a La invención de Hugo en un derroche de genialidad creativa en su narración con algún apunte más calmado y lento correspondiente a la parte más divulgativa de la cinta (con esta película no hay que olvidar la erudición cinematográfica de Scorsese, que ha traspasado el género documental para impregnarse de lleno en este título). Con todos sus pros y sus ínfimos contras, sin duda la candidatura de Hugo es una de las más fuertes en la categoría, ya no solo por su valor individual, que es indiscutible, sino por el peso de conjunto que recae sobre ella al ser la película más nominada de este año, con 11 nominaciones en total.

Mejor Dirección Artística

Este año, la categoría de dirección artística no cuenta con ninguna película de ambientación contemporánea, lo que demuestra que las reconstrucciones de época siguen siendo las más valoradas por los académicos. Curiosamente, la horquilla temporal de 1910-1940 concentra cuatro de las cinco nominadas, entre las que encontramos dos recreaciones muy personales del París de entreguerras.



MIDNIGHT IN PARIS
Anne Seibel y Hélène Dubreil.


Casualmente, Midnight in Paris comparte ciudad y casi época con La invención de Hugo. Anne Seibel, que se encargó de la espléndida dirección artística de María Antonieta, vuelve a fusionar historicismo y contemporaneidad para dar rostro a esta historia que se mueve a caballo entre dos épocas. De su recreación del París de los años veinte nos quedamos con algunos espacios realmente logrados. Uno de ellos es el salón de Gertrude Stein, inundado por obras de arte de vanguardia, sutilmente iluminado, consiguiendo un curioso equilibrio entre el gabinete de un coleccionista y el espacio donde transcurre la vida doméstica de su protagonista. También destaca la sala donde tiene lugar la primera incursión del protagonista en los círculos artísticos de la época. En ese sentido, algunos toques art déco son el elemento más señalado y original de este trabajo, que huye de los tópicos modernistas para sumergir al espectador en una época que también es convulsa desde el punto de vista estético. Los escenarios contemporáneos son totalmente reales, quizás excesivamente estilizados y tópicos, pero también es cierto que desde Amélie resulta muy difícil reflejar el París romántico sin caer en lugares comunes.

LA INVENCIÓN DE HUGO
Dante Ferretti y Francesca Lo Schiavo.


Nos encontramos ante dos de los nombres más respetados de la industria. El tándem Ferretti – Schiavo tiene en su haber dos Oscars (Sweeney Todd en 2008 y El aviador en 2005) y su currículo cuenta con varios títulos que inspiran auténtica reverencia. Y todo indica que su trabajo en La invención de Hugo es uno de los favoritos de este año gracias a su majestuosa evocación del París de los años treinta. En lugar de reconstruir fielmente lugares y espacios existentes, ha preferido dar forma a un París onírico, una amalgama de referencias visuales, objetos auténticos (parte del mobiliario ha salido directamente de los anticuarios y mercadillos parisinos) y espacios muy significativos, como ese techo acristalado que parece pariente cercano de la buhardilla de Sweeney Todd. La estación de ferrocarril, por ejemplo, es una síntesis de varias estaciones parisinas de la época y ha sido diseñada para proporcionar una sensación de grandiosidad que encaja a la perfección en la mirada alucinada de la narrativa fantástica.

THE ARTIST
Laurence Bennett y Robert Gould.


Laurence Bennett recibe su primera nominación al Oscar, aunque en 2006 disfrutó de cierta notoriedad gracias a su trabajo para Crash. Le acompaña el diseñador de decorados Robert Gould, que en 2003 ya fue a los Oscar por su labor en Master and commander: Al otro lado del mundo. Sin embargo, la creación que han llevado a cabo para The Artist, como casi todo lo referente a esta película, no se parece a nada que hayamos visto en ninguna otra cinta de 2011. A las dificultades añadidas que tiene rodar en blanco y negro (los volúmenes y colores se convierten en una cuestión altamente delicada), Bennett puede añadir una muy notable recreación del Hollywood de finales de los veinte, esa ciudad entre fantasmal y fastuosa cuyas miserias, mansiones y espacios vacíos forman parte de la memoria de todos gracias a ejercicios tan notorios como El crepúsculo de los dioses o ¿Qué fue de Baby Jane?. Los decorados, las localizaciones y los interiores son verdaderamente exquisitos, aunque sus toques maestros llegan en espacios como el cine donde arranca la película, que en su grandeza y barroquismo da una idea de lo que supuso la época dorada del cine mudo. El resto son delicados toques art déco, sabias composiciones geométricas (colosal escalera donde se produce el simbólico encuentro entre el galán en decadencia y la diva en ascenso) y verdaderos toques de maestría. Sin duda, el trabajo más desafiante y sutil de los que compiten.

WAR HORSE (CABALLO DE BATALLA)
Rick Carter y Lee Sandales.


Rick Carter arrasó en los premios de 2010 gracias a su impecable e imaginativa labor para Avatar y desde hace años ha colaborado con Spielberg en la creación de algunas de sus películas más aplaudidas. Carter ha afirmado en numerosas ocasiones que le interesa especialmente el mundo visual de la Primera Guerra Mundial y que lleva años obsesionado con los Desastres de la guerra, de Goya. En War Horse, esta violencia plástica de rasgos verdaderamente dantescos contrasta con las grandiosas localizaciones. La película ha sido rodada principalmente en el condado inglés de Devon y Carter ha decidido dar al paisaje la relevancia que merecía, empleando la naturaleza como una metáfora del difícil equilibrio entre la vida y la muerte. El resultado, sin duda, es espectacular, y acomoda con facilidad el tono épico y romántico que destila la historia. Respecto a los aspectos históricos, su proceso de documentación resulta intachable, y recrea con eficacia el sentido trágico que caracterizó a una guerra que marcó el fin de una época y el crepúsculo de un modo muy peculiar y heroico de entender los conflictos bélicos.

HARRY POTTER Y LAS RELIQUIAS DE LA MUERTE:PARTE II
Stuart Craig y Stephenie McMillan.


Ésta será la última oportunidad de que el equipo formado por Stuart Craig y Stephenie McMillan gane un Oscar por su trabajo en la creación del fascinante universo plástico de la saga de Harry Potter, que ahora llega a su fin. Hay que recordar que Craig ya se llevó a casa la estatuilla en tres ocasiones: en 1983 por Ghandi, en 1989 por Las amistades peligrosas y en 1997 por El paciente inglés. Su creación para la saga infantil más icónica de la última década es sin duda responsable de un mundo visual que se quedará en nuestras retinas durante mucho tiempo: una equilibrada mezcla entre sensibilidad victoriana, austeridad, magia y espectacularidad. Suyos son los imponentes escenarios donde se desarrollan las batallas, la severidad romántica de Hogwarts y un sinfín de escenarios que constituyen un derroche de imaginación y una aportación incomparable al imaginario colectivo. Sólo eso bastaría para hacerles merecedores de un premio que ya se les ha resistido en tres ocasiones, aunque este año la competencia es dura.


FDO: Mr J.

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